lunes, 3 de junio de 2019

¿Qué significa hacer política para las mujeres paraguayas?

En las elecciones municipales del 2015 sólo 153 mujeres fueron electas concejalas municipales en los Departamentos de Itapúa, Misiones y Ñeembucú. Por otro lado, de los tres departamentos en los cuales trabaja la Red de Mujeres del Sur, fueron electas como intendentas, cinco en Itapúa, una en Ñeembucú y ninguna en Misiones. Ya en las elecciones generales de 2018, de 125 parlamentarios solo 21 mujeres fueron electas, esto representa el 16,8%.

Estamos a medio camino de aproximarnos al 30% necesario para que se pueda lograr un impacto sobre la vida de las mujeres a raíz de la representación femenina. Hay que hacer notar que en el ámbito municipal el porcentaje es más alto, con 21,87% de mujeres en las Juntas Municipales. La importancia del 30% está en que esto posibilitaría contar con una masa crítica que promueva cambios para el conjunto de la sociedad y en particular para las mujeres.

Esta baja representación tiene que ver con las distintas barreras que tienen que saldar las mujeres para llegar a la meta de un cargo de elección política y que éstas no terminan allí. Ellas mismas han señalado como una de las barreras más sentidas las que están ligadas a la cuestión cultural, o sea la construcción histórica-social de cómo son educados varones y mujeres desde antes de nacer. Las creencias que van determinando cómo deben ser y comportarse los varones y cómo deben ser y comportarse las mujeres. Esto determina los roles que van a ocupar en el resto de sus vidas cada uno, las mujeres confinadas al ámbito privado, trabajo doméstico no remunerado, tareas de cuidado, etc., que siguen siendo una limitación a la hora de asumir compromisos políticos partidarios. En cambio, los hombres al ámbito público sin más obligaciones que sus propios desafíos para alcanzar sus metas.

Paraguay fue conocido por décadas como el país de las mujeres, siempre se creyó que hubo mujeres fuertes y que fueron las que reconstruyeron el país después de la guerra. Pero, ese reconocimiento de labor y de valentía no se vio traducido en los espacios políticos.

Se suma la dependencia económica que genera la falta de autonomía en las mujeres para tomar decisiones y compromisos políticos con la sociedad, entre otros impedimentos. Estos y otros obstáculos que hemos conocido a través de las entrevista a lideresas, se suman algunas reacciones incluso de mandatarios que de alguna forma generan opinión y posicionamientos a través de sus bancadas y en la sociedad en general.


El sistema político lleva un atraso de un poco más de 25 años, en relación a otros países, cuando en Europa se discutía la paridad democrática en los parlamentos, aquí apenas estábamos elaborando una Constitución inspirada en los valores de la democracia y en la construcción de un Estado de derecho.

Es importante destacar el proceso de capacitación que han tenido las mujeres políticas y la importancia que tiene la ley de paridad, en este sentido ver a este proyecto de ley como camino para llegar a una democracia real para todas y todos en la sociedad, esto incluye la política y los espacios de decisión como comisiones vecinales, sindicatos, movimientos, entre otros. Sobre este punto, la integrante del Grupo Impulsor de la Paridad Democrática, Marcella Zub afirma que el impacto de la participación de las mujeres en espacios de decisión es clave para poder visibilizar los temas que afectan a las mujeres y que han estado relegados del debate público: la violencia, las tareas de cuidado, la discriminación laboral, entre otros. La paridad no es el aumento de la cuota, es un nuevo pacto social, donde mujeres y hombres trabajen juntos, a la par, por una sociedad más equitativa.

Otra barrera muy significativa y dolorosa para las mujeres, es la falta de confianza, solidaridad y sobre todo de sororidad entre mujeres como preferimos llamarla. ¿De dónde proviene la idea de que las mujeres no nos queremos? Y como resultado de las diferentes capacitaciones y los procesos de formación donde hemos reflexionado esta situación, hemos considerado que este es un engendro más del patriarcado para dividir a las mujeres. ¿Por qué siempre estamos diciendo “la mujer es más machista que los hombres”? a modo de hacerla responsable del machismo. Cabe señalar que las mujeres somos productos de esta cultura patriarcal y sólo la formación tanto a mujeres como a hombres nos puede ayudar entender y comprender cómo funciona el patriarcado.

En la práctica las mujeres también enfrentan al patriarcado como un orden político instalado en la sociedad, esa cultura que integra costumbres machistas como la violencia contra las mujeres, el acoso y la violación sexual, embarazos en adolescentes, violencia política, entre otros.

Conviene aquí tomar algunas experiencias de las mujeres a lo largo de estas entrevistas:

“…La primera forma de violencia fue nacer y crecer en la precariedad, en la pobreza total. Si tienes suerte te vas a la escuela, pero con el estómago totalmente vacío, en la escuela recibí educación para ser sumisa, cosa que nunca fui por eso estoy aquí…” Alba Ávalos- concejala de Santa María, Misiones.

“…Como no tenían de donde atacarme por mi trabajo, su estrategia fue perjudicar mi reputación y mi familia…” María Bertilda Torres- concejala de Edelira, Itapúa.

“…Hace dos años nació mi bebé, y a los dos días del parto fui convocada para la sesión ordinaria de la junta porque si no me presentaba corría el riesgo de perder mí lugar como concejala. La Ordenanza Municipal no contempla ninguna ley que tenga que ver con los derechos y las particularidades de las mujeres” Perla Andino- concejala de Capitán Meza, Itapúa.

En el marco del proyecto "Visibilizando la violencia política a concejalas e intendentas del Sur del país" de la Red de Mujeres del Sur. Con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur

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