lunes, 24 de febrero de 2020

Día de la Mujer Paraguaya: es momento de reivindicar nuestra propia historia


En tiempos de resurgimiento del feminismo, que se instaló con fuerza en la agenda pública despertó debates y reflexiones en todos los ámbitos de la sociedad, se vuelve indispensable volver la mirada hacia nuestra historia para conocer y reconocer la genealogía de las mujeres que empezaron a trazar el camino que recorremos hoy. El 24 de febrero, Día de la Mujer Paraguaya, brinda la oportunidad perfecta para hacer este ejercicio, resignificando una fecha históricamente vaciada de todo peso político y frecuentemente utilizada para perpetuar estereotipos relacionados a las mujeres paraguayas. “Las más gloriosas de América”, “el pilar de la familia”, se suele decir. “Las reconstructoras de la patria”, es otro lugar habitual. Pero, ¿qué implican estas afirmaciones en una sociedad donde la violencia de género es el segundo hecho punible más denunciado, donde la cantidad de feminicidios aumenta cada año, donde las tasas de abuso y embarazo forzado infantil son las más altas de la región, donde el criadazgo está socialmente aceptado, y donde el patriarcado se halla enraizado en lo más profundo de las tradiciones culturales?

Serafina Dávalos, feminista y primera abogada del Paraguay

El Día de la Mujer Paraguaya fue establecido en alusión a la Primera Asamblea de Mujeres Americanas que tuvo lugar en la Plaza de Mayo de la ciudad de Asunción, en el año 1867. La historia oficial relata que ese día, mujeres de la capital y del interior del país decidieron juntar y donar sus alhajas como aporte a la Guerra contra la Triple Alianza. La historiadora Idalia Flores propuso, en el año 1974 (en plena dictadura, y a tan sólo 10 años de haber conseguido el derecho al sufragio) que el 24 de febrero fuera establecido como el día para recordar esta acción y honrar a todas las mujeres paraguayas.

Gracias a los trabajos de investigación y rescate de la memoria de las mujeres que realizaron historiadoras paraguayas como Ana Barreto y Mary Monte, hoy podemos conocer otros acontecimientos que no se encuentran explicados en los libros de texto escolares, ni se relatan en los grandes actos de homenaje públicos. Y que por lo tanto, no se hallan instalados en la memoria colectiva de un pueblo que durante décadas infravaloró, invisibilizó y mitificó a las mujeres, reduciéndolas a madres abnegadas, mujeres protectoras, faros de la moral, y desconociendo la trascendencia de todas sus luchas.

Virginia Corvalán, feminista, docente y abogada

Cuando se habla del 24 de febrero, con frecuencia se obvian muchas otras historias que sucedían en la misma época de la donación de joyas. Las Residentas son frecuentemente invisibilizadas en los relatos históricos. Estas mujeres eran “soldados de labranza”; se trasladaban a otros pueblos para trabajar las tierras durante 12 o 14 horas diarias y hasta en noches de luna llena. Tampoco se habla de las “mujeres antipatriotas”, quienes se rebelaron ante los mandatos brutales de la guerra y fueron tratadas como traidoras, detenidas y encarceladas, e incluso ejecutadas. El desconocimiento sobre la situación de las esclavas es casi total. El saber general sobre las mujeres en siglo XX no es más amplio: poco se educa sobre las diversas luchas que sostuvieron por sus derechos, como el acceso a la educación y al voto. En las escuelas no se menciona a las concepcioneras, un grupo de mujeres que reclamaron al Senado por el fraude en unas elecciones y que fueron públicamente ridiculizadas por atreverse a hablar de política. También ha sido largamente invisibilizado el papel desarrollado por las mujeres en la Guerra del Chaco, donde trabajaron como enfermeras, lavanderas, cocineras, planchadoras… o que incluso se enrolaron en el ejército pese a estarles prohibido, como lo hicieron Manuela Villalba, Dolores Giménez y Florentina Romero, disfrazadas de hombre. Por otro lado, tampoco es recordada la labor pacifista de las mujeres en épocas de conflicto o su activismo durante la dictadura. La historia de las mujeres educadoras de Paraguay es sumamente rica, pero también poco conocida. En las facultades de Derecho se pasa por alto la contribución de Serafina Dávalos, la primera abogada del Paraguay, quien ya en 1907 escribió una tesis de avanzada llamada “Humanismo”, donde rebatió los argumentos que posicionaban a la mujer como un ser inferior. En las facultades de Periodismo poco se menciona a Ramona Ferreira, quien escribía un periódico feminista y anticlerical llamado “La voz del siglo” y cuya imprenta fue destruida por grupos conservadores que no podían permitir que una mujer se expresara de aquella manera. Y los ejemplos podrían seguir contándose por docenas. La historia del Paraguay no ha sido protagonizada sólo por hombres, y el desconocimiento sobre nuestra propia historia es un vacío que nos ha costado caro, pero que podemos y debemos revertir. No podemos avanzar si no conocemos y entendemos nuestro pasado como colectivo, y poder referenciarnos en otras mujeres es de una importancia fundamental.

Enfermeras de la Guerra del Chaco
La imagen de la mujer “reconstructora de la Patria” es la que ha prevalecido, y si bien los hechos demuestran que ésta es una afirmación verídica, la reconstructora, como explica Ana Barreto, “también ha sido idealizada, al punto tal que se oscurece el tamaño y la naturaleza de las contribuciones que las mujeres hicieron a la reconstrucción del Paraguay (…) Esta idealización de la mujer reconstructora termina invisibilizándola. El carácter político de su aporte es invisible y es negado, así como es negado (por invisible) su aporte económico y sociocultural.”

Las herramientas tecnológicas y la democratización de la comunicación nos permiten actualmente a las mujeres construir y reconstruir nuestros relatos, difundir nuestras preocupaciones, conocimientos y convicciones, encontrarnos y articularnos para aunar fuerzas, y reconocemos una vez más nuestro poder transformador y reconstructor. Hoy continuamos luchando: por la erradicación de todo tipo de violencia machista, por el acceso igualitario al poder, por el empoderamiento económico, por una educación inclusiva que se desmarque de los estereotipos de género, por la equidad y la libertad. Desde la Red de Mujeres del Sur buscamos también generar estos espacios por y para mujeres que nos impulsen a protagonizar nuestra historia. Como afirma Ana Barreto: “nos queda una tarea como historiadores, como población civil, como maestros. La lectura, relectura y las discusiones. Nuestra historia debe seguir creciendo. A nuestra historia debemos seguir siempre haciéndole preguntas, porque de lo contrario no tendríamos más historia y aquella no necesitaría más interrogantes.”

Manifestación por la paridad

Fuentes: 
- "Voces de Mujer en la historia Paraguaya". Ana Barreto Valinotti. (2012)
- Documental "Alquimistas: Historia de las Mujeres en Paraguay" (1995) basado en "Alquimistas: Otra historia del Paraguay". Line Bareiro, Clyde Soto, Mary Monte.
- "Mujer paraguaya de hoy: luces y sombras". Diario ABC Color. (7/3/2018)





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