Existe un
aspecto aún pendiente que debe ser tratado de manera efectiva y tiene que ver
con las constantes violencias que sufren las mujeres que ocupan un lugar de
poder en nuestro país. Este hecho va en sentido contrario con el supuesto
“fortalecimiento democrático”, que de hecho tiene una historia muy reciente en
Paraguay.
Si aplicamos el significado de democracia dada por la Norma Marco
para Consolidar la Democracia Paritaria aprobada por ONU Mujeres, Parlamento
Latinoamericano y Caribeño (2013), la misma se funda
en los principios de inclusión, igualdad, no discriminación y universalidad,
así como la separación e independencia de los poderes del Estado. Y, por otro
lado, como un sistema de convivencia, con tolerancia y respeto a las
diferencias, donde por lo tanto no debería de existir discriminación en el
ámbito político por razones de género.
Sin
embargo, las mujeres políticas en Paraguay sufren violencia que se acentúan más
a medida que van llegando los periodos electivos, cuando se disputan los espacios
en las papeletas. Siendo este un obstáculo más que las mujeres deben enfrentar
para llegar a los estamentos de poder.
Si bien, el
Estado paraguayo ha avanzado considerablemente en el abordaje de la violencia
contra las mujeres, aún pueden mejorarse los instrumentos jurídicos e
institucionales para abordar las diferentes formas de violencia basada en
género y en este caso, en su esfera pública.
Según la Ley
nº 5777/ De protección integral a las mujeres, contra toda forma de violencia,
que entró en vigencia en el año 2017, “la
violencia política es toda acción realizada contra la mujer que tenga como fin
retardar, obstaculizar o impedir que la misma participe de la vida política en
cualquiera de sus formas”.
Esta ley abre las puertas a otras miradas para problematizar la violencia hacia las mujeres también en la política. Pero seguimos careciendo de análisis para desnaturalizar las prácticas violentas que existen en la política paraguaya.
Esta ley abre las puertas a otras miradas para problematizar la violencia hacia las mujeres también en la política. Pero seguimos careciendo de análisis para desnaturalizar las prácticas violentas que existen en la política paraguaya.
Para la socióloga Daniela Cerva, los orígenes de la violencia política de género se encuentran en la desigual relación de poder que existe entre hombres y mujeres, en el entendido que históricamente el espacio público-político ha sido escenario privilegiado del género masculino.
Las
instituciones y organizaciones creadas para dar vida al orden de lo político no
sólo se fundan en la presencia exclusiva de los varones, sus dinámicas de
funcionamiento, códigos, lenguaje y normas, sino que también son un reflejo de
la primacía de un solo género. Al querer ingresar a la política, las mujeres no
sólo se encuentran en desventaja: su sola presencia transgrede un orden que
naturaliza su exclusión.
Por otro
lado, desde una visión crítica feminista, esta problemática tiene su
explicación por la forma en que se viven las desigualdades de género en los
ámbitos políticos. Estos hechos de discriminación y violencia son fenómenos
inherentes a la participación política de las mujeres que, a su vez, surgen
como una revelación en contra del orden patriarcal que establece social y
culturalmente que estos espacios son masculinos por excelencia.
Aunque la
Convención de Belém do Pará de la OEA, promueve en la región medidas tendientes
a erradicar este fenómeno. Sin embargo, solo siete países han elaborado
iniciativas, a pesar de la relevancia que ha adquirido la violencia política en
razón de género en América Latina, pero solo Bolivia logró promulgar en el año
2012 una Ley contra el acoso y violencia política hacia las mujeres.
El
reconocimiento de este tipo específico de violencia obliga al Estado a
establecer, promover y difundir políticas publicas dirigidas a prevenir,
disminuir y erradicarla.
Aunque no exista un tipo penal específico
sobre violencia política, pudiendo aplicarse los tipos penales de contenidos en
las figuras de coacción, lesión, amenaza, etc., dependiendo del hecho, sin lo
cual sea posible visibilizar el contexto específico en que se realiza y la
violencia a mujeres políticas sigue siendo una realidad y marca la agenda en
los medios de comunicación tradicionales, como en los chats a través de memes
difundidos en los medios de mensajería rápida como el whatsapp.
Fotografía 1: Campaña Paraguay Vota Paridad
Fotografía 2: Concejala Municipal Alba Ávalos. Integrante de la Red de Mujeres del Sur de Santa María Misiones
Fotografía 3: Concejala Municipal Marialba Campias. Integrante de la Red de Mujeres del Sur de Pilar, Ñeembucú.
Fotografía 4: Intendenta Municipal Del Pilar Vázquez Cabrera, de José Leandro Oviedo, Itapúa. Integrante de la Red de Mujeres del Sur.
En el marco del proyecto "Visibilizando la violencia política a concejalas e intendentas del Sur del país" de la Red de Mujeres del Sur. Con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur.
En el marco del proyecto "Visibilizando la violencia política a concejalas e intendentas del Sur del país" de la Red de Mujeres del Sur. Con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur.
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