Estamos a medio camino de aproximarnos al 30% necesario para que se pueda
lograr un impacto sobre la vida de las mujeres a raíz de la representación
femenina. Hay que hacer notar que en el ámbito municipal el porcentaje es más
alto, con 21,87% de mujeres en las Juntas Municipales. La importancia del 30%
está en que esto posibilitaría contar con una masa crítica que promueva cambios
para el conjunto de la sociedad y en particular para las mujeres.
Esta baja representación tiene que ver con las distintas barreras que
tienen que saldar las mujeres para llegar a la meta de un cargo de elección
política y que éstas no terminan allí. Ellas mismas han señalado como una de
las barreras más sentidas las que están ligadas a la cuestión cultural, o sea
la construcción histórica-social de cómo son educados varones y mujeres desde
antes de nacer. Las creencias que van determinando cómo deben ser y comportarse
los varones y cómo deben ser y comportarse las mujeres. Esto determina los roles
que van a ocupar en el resto de sus vidas cada uno, las mujeres confinadas al
ámbito privado, trabajo doméstico no remunerado, tareas de cuidado, etc., que
siguen siendo una limitación a la hora de asumir compromisos políticos
partidarios. En cambio, los hombres al ámbito público sin más obligaciones que
sus propios desafíos para alcanzar sus metas.
Paraguay fue
conocido por décadas como el país de las mujeres, siempre se creyó que hubo
mujeres fuertes y que fueron las que reconstruyeron el país después de la
guerra. Pero, ese reconocimiento de labor y de valentía no se vio traducido
en los espacios políticos.
Se suma la dependencia económica que genera la falta de autonomía en las
mujeres para tomar decisiones y compromisos políticos con la sociedad, entre
otros impedimentos. Estos y otros obstáculos que hemos conocido a través de las
entrevista a lideresas, se suman algunas reacciones incluso de mandatarios que
de alguna forma generan opinión y posicionamientos a través de sus bancadas y
en la sociedad en general.
El sistema político lleva un atraso de un poco más de 25 años, en relación
a otros países, cuando en Europa se discutía la paridad democrática en los
parlamentos, aquí apenas estábamos elaborando una Constitución inspirada en los
valores de la democracia y en la construcción de un Estado de derecho.
Es importante destacar el proceso de capacitación que han tenido las
mujeres políticas y la importancia que tiene la ley de paridad, en este sentido
ver a este proyecto de ley como camino para llegar a una democracia real para
todas y todos en la sociedad, esto incluye la política y los espacios de
decisión como comisiones vecinales, sindicatos, movimientos, entre otros. Sobre
este punto, la integrante del Grupo Impulsor de la Paridad Democrática,
Marcella Zub afirma que el
impacto de la participación de las mujeres en espacios de decisión es clave para
poder visibilizar los temas que afectan a las mujeres y que han estado
relegados del debate público: la violencia, las tareas de cuidado, la
discriminación laboral, entre otros. La paridad no es el aumento de la cuota,
es un nuevo pacto social, donde mujeres y hombres trabajen juntos, a la par,
por una sociedad más equitativa.
Otra barrera muy significativa y dolorosa para las mujeres, es la falta
de confianza, solidaridad y sobre todo de sororidad entre mujeres como
preferimos llamarla. ¿De dónde proviene la idea de que las mujeres no nos
queremos? Y como resultado de las diferentes capacitaciones y los procesos de
formación donde hemos reflexionado esta situación, hemos considerado que este
es un engendro más del patriarcado para dividir a las mujeres. ¿Por qué siempre
estamos diciendo “la mujer es más machista que los hombres”? a modo de hacerla
responsable del machismo. Cabe señalar que las mujeres somos productos de esta
cultura patriarcal y sólo la formación tanto a mujeres como a hombres nos puede
ayudar entender y comprender cómo funciona el patriarcado.
En la práctica las mujeres también enfrentan al patriarcado como un orden
político instalado en la sociedad, esa cultura que integra costumbres machistas
como la violencia contra las mujeres, el acoso y la violación sexual, embarazos
en adolescentes, violencia política, entre otros.
Conviene aquí tomar algunas experiencias de las mujeres a lo largo de estas
entrevistas:
“…La primera forma de violencia fue nacer y crecer
en la precariedad, en la pobreza total. Si tienes suerte te vas a la escuela,
pero con el estómago totalmente vacío, en la escuela recibí educación para ser
sumisa, cosa que nunca fui por eso estoy aquí…” Alba Ávalos- concejala de Santa María, Misiones.
“…Como no tenían de donde atacarme por mi trabajo,
su estrategia fue perjudicar mi reputación y mi familia…” María Bertilda Torres- concejala de Edelira, Itapúa.
“…Hace dos años nació mi bebé, y a los dos días del
parto fui convocada para la sesión ordinaria de la junta porque si no me
presentaba corría el riesgo de perder mí lugar como concejala. La Ordenanza
Municipal no contempla ninguna ley que tenga que ver con los derechos y las
particularidades de las mujeres” Perla Andino-
concejala de Capitán Meza, Itapúa.
En el marco del proyecto "Visibilizando la violencia política a concejalas e intendentas del Sur del país" de la Red de Mujeres del Sur. Con el apoyo del Fondo de Mujeres del Sur
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